dimarts, 13 d’abril del 2010

Imagínese

Imagínense por un momento cuán de pobre es el que sólo se limita a conocer las cosas más banales de su entorno. ¿Dónde está su curiosidad? Perdida en el olvido, enterrada en el pasado. Cuando era niño, la usaba mucho, pero ahora casi ni sabe lo que es.

¿Por qué perdemos la curiosidad?

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