dimecres, 17 de març del 2010

Viaje de estudios (I)

Partió el barco desde el puerto de Barcelona. Nos dirigíamos hacia la antigua Constantinopla, capital del ya extinguido Imperio Bizantino, ahora dominado por los turcos. La ciudad (Estambul, como ahora la llaman) no ha perdido la capitalidad que siempre la ha caracterizado. Con ilusión, pero también con algo de miedo por culpa de los prejuicios, mi corazón esperaba desembarcar ya.

1888. La Ciudad Condal recibía al mundo, pero para mi maestro y yo el mundo nos iba a recibir. Estaba por aquellos años estudiando Historia, concretamente el medievo. En verano de ese mismo año, don Miquel Valls me preguntó si deseaba hacer un viaje por el Mediterráneo oriental para investigar arcanos lugares. Acepté, bajo en consentimiento de mis padres. Emocionado, estuve una semana entera preparando el equipaje. El profesor me esperó el día de partida en Plaza Cataluña.

- Noto cierto revuelo en su corazón, querido- apuntó don Miquel, cuando zarpábamos.

- Así es, profesor. Estoy muy emocionado con este proyecto, pero les tengo algo de miedo a los turcos. He leído que...

- Olvídese de las opiniones que ha leído, señor mío- adquirió un tono serio y crítico que tanto imponía-. Lo que vamos a ver no está relacionado con tanta palabrería que se comenta por ahí. Si le he invitado a venir es porque, entre todos mis alumnos, usted es el que tiene el corazón más abierto. O eso creía. No me decepcione ahora. Hay mucho todavía que descubrir.

- Sí, señor- asentí y callé. Tenía razón.

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