dimarts, 7 de juliol del 2009

No es más que otra historia absurda

Justamente estaba observando el horizonte urbano (sinuosas edificaciones bajo un cielo moldeable por las condiciones meteorológicas que tapan la línea imaginaria donde el cielo y la tierra o el mar se abrazan durante todo el día) cuando decidí ir a comprar ideas originales.


"No hay ideas frescas esta mañana" me contestó Imaginación, negando con la cabeza que tuviese el material que buscaba. Me encogí de hombros, metí las manos en los bolsillos y me arrastré fuera de la tienda, abatido. La calle estaba sucia: hojas de periódico volando a sus anchas junto a polvo y otras sustancias indeterminadas, vapor que surgía de las alcantarillas, charcos llenos de agua negra, una neblina extraña que olía a chocolate...

Un coche se detuvo en seco frente a mí. Era de los Felices años 20. El copiloto bajó la ventanilla. Era Autoestima, uno de mis tantos jefes en esta deplorable ciudad. Con mirada agresiva, me dijo "Eres un idiota, el peor de todos". Acto seguido me lanzó una bola de papel. Y marchó raudo y veloz.

Crucé la calle, esquivando los coches como pude. Aquí no hay semáforos. Y me topé con don Amor. Iba vestido elegantemente, perfumado con la mejor fragancia de todas. Me puse a su lado y caminé a su ritmo.

- Buenos días, don Amor- no me dirigió la mirada. Tan sólo se limitó a farfullar unas tímidas palabras groseras-. Necesitaría... necesitaría hablar un momento con usted, si tiene tiempo.

Se detuvo en seco. Aun a pesar de que llevaba puestas unas gafas rosas (muy horteras, por cierto), pude distinguir una mirada de desprecio. Chasqueó los labios y se quedó en silencio unos segundos, elaborando una respuesta para mí.

- Ve a ver a don Amor No Correspondido una vez más. Tu presencia es desagradable, y según el último informe que he recibido de ti da muchísimo que desear. No vuelvas a dirigirte a mí hasta que no cambies.

- ¡Hago todo lo que está en mi mano!

Ahí acabó la conversación. Giró la cara y caminó con estilo calle abajo. Suspiré de resignación. Creo que nunca seré apto, nunca seré bueno ante sus ojos.

Al llegar a una esquina, me topé con la señora Angustia. Se la veía tan estropeada... siempre me daba lástima verla, tan preocupada siempre por historias de su pasado, presente y futuro. Me detuvo y mantuve una triste conversación con ella. Me hizo reflexionar sobre mi estado actual. Creo que nunca he estado tan mal como en estos momentos.

Vi una tienda de ropa. Decidí entrar porque me acordé de la conversación con don Amor. Quizá un primer paso para comenzar a cambiar fuese la ropa. Encontré un conjunto bastante bonito a mi parecer, todo blanco, con una corbata roja. Sonreí. Ilusión me quitó la pelusilla del hombro de la americana y me dijo que estaba así muy guapo. Pero su gemela Desilusión añadió la frase de "aunque la mona se vista de seda, mona se queda". Fue un duro golpe para mí, pero al final acabé comprándome el traje. Esperanza me convenció.

Me encontré al negativo de Pesimismo. Me estuvo acompañando un buen rato en mi travesía a no sé dónde. Es un plasta de sentimiento, pero no tengo más remedio que aguantarle cuando quiere darme la brasa. Optimismo no apareció, cosa que habría agradecido.

Al final, entré en la galería de la señorita Memoria. Hacía una fiesta, todos los sentimientos estaban invitados. Cuando observaba algún cuadro o escultura, siempre me hablaba uno de ellos. Me detuve en seco en una pintura de una chica. Nostalgia, Tristeza, Alegría, Valor, Veneración, Confusión, Afecto, Cariño, Angustia, Rechazo, Vergüenza, Pesimismo, Optimismo, hasta el antipático de don Amor, se reunieron conmigo. Y cada uno me daba su punto de vista. Y es cuando Confusión me abrazó.




Espero que os haya gustado la actualización. La he intentado hacer lo mejor posible.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada