diumenge, 20 de desembre del 2009

¿El bien y el mal?

El bien y el mal, esas dos palabras antagónicas en nuestros diccionarios.

¿Pero son concepciones homogéneas en el ser humano? Obvio que no, el bien y el mal están sujetos a la educación y los valores morales de cada individuo.

La sociedad intenta hacer que sus habitantes tengan la misma concepción de ambos términos, así como en otros valores (justicia, ética, ¿religión?, etc.). ¿Es eso justo?

Y hablando de justicia. ¿Cómo se puede llegar a ser un buen juez? Creo que siendo totalmente imparcial, librarse de la ética personal. Pero eso es difícil de conseguir.

La relatividad hace mucho por el ser humano.



dissabte, 19 de desembre del 2009

La sociedad de las gaviotas



Era una tarde nublada. En una cafetería cercana al puerto, dos amigos estaban charlando entre sorbo y sorbo. Humo de cigarro, una canción distorsionada por una radio antigua, luces anaranjadas y famélicas les rodeaba.

- Se comportó como un animal- sentenció uno de ellos.

- Me hace gracia esa expresión. Estás echo un animal.

- ¿Por qué?

- Los animales responden a una lógica determinada, el instinto. Se comportan racionalmente en condiciones normales, y en las que no son también. Supervivencia pura y dura mezclada con respeto. El único bárbaro es el hombre.

- ¿Bárbaro no significaba extranjero en griego?

- Sí, pero recuerda que el significado peyorativo se lo dieron los romanos. De todas formas, ¿comprendes lo que te quiero decir?

- Claro.

- Mira esa gaviota- una se había posado frente a la puerta. Retomó en seguida el vuelo-. ¿Crees que mataría por placer?

- No.

- Entonces, no son irracionales- sonrió.

divendres, 18 de desembre del 2009

Recordando por qué soy agnóstico

En esta tarde tan fría de diciembre... a pocos días de que la Navidad y su falsa sonrisa llame a la puerta de nuestras casas... recordé por qué soy agnóstico.

Veamos. ¿Por qué las religiones intentan demostrar con mitos, con sabiduría popular, con discursos teológicos, la existencia de un o unos seres con los que iremos cuando nos llegue la hora? Las palabras, por muy bellas que se pinten, no consiguen demostrar nada si no tienen el apoyo de demostraciones sólidas. Las letras y frases, con el viento cabalgan y se desvanecen en el cuerpo invisible de nervioso Eolo.

¿Por qué la ciencia nos intenta demostrar, valga la redundancia, la inexistencia de las divinidades? ¿Cómo se puede no demostrar una cosa que no se sabe exactamente cómo es, ni a qué sabe, ni a qué huele? Son puras teorías, puras palabras sin demostraciones sólidas.

Ciencia y religión no estuvieron tan distanciadas en la Antiguedad. Creo recordar que eran los chamanes o sacerdotes los médicos y científicos de las primeras civilizaciones. Ciencia y religión. Acutalmente, son tan incomprensibles. O esa pauta marca la sociedad actual.

La pregunta que se me formula en estos momentos es la siguiente: ¿Cómo demostrar o desmentir algo que no puede demostrarse o desmentirse? Los dioses viven en nuestras almas si realmente queremos que vivan. En el momento que echemos de nuestras consciencia a Dios, Alá, Jahvé, Buda, Astarté, Zeus o Ishtar, todo ser superior dejará de existir. En parte, hasta que la sociedad los haya eliminado del todo.

diumenge, 4 d’octubre del 2009

Andorra, la tienda de los Pirineos

Este fin de semana fui a Andorra, el pequeño país de los Pirineos. Una vez más, me dio la sensación de estar en un gran centro comercial rodeado del más puro (y típico) paisaje de montaña. Porque se nota, en la capital (Andorra la Vella), que este lugar es, esencialmente, un paraíso fiscal. Algo semblante a Liechestein, Panamá o San Marino.

Tabaco, quesos y chocolate se unen con tecnología, perfumes y vestidos más snoobs. Y un frío que pela. A estas alturas del año comienza a notarse las bajas temperaturas, tan características del lugar. Porque hasta en los meses de verano se siente frío en la sombra cuando el aire pasea a sus anchas por el entorno.

Hablando de compras, antes tanto franceses como españoles hacían sus compras en Andorra porque los precios eran más baratos que en los países vecinos, pero ahora por ahora, casi que no merece la pena subir (o bajar). Creo que se ha convertido en una simple atracción turística, en parte motivada por el recuerdo de muchos de este pequeño rincón de los Pirineos.

Las noches en Andorra la Vella y Escaldes-Engordany (ambas poblaciones están tan pegadas que apenas se entra en un municipio y se sale del otro) son aburridísimas, a menos que se sepa dónde están los puntos de ocio nocturno. Como ya he dicho, las tiendas la gran mayoría de entretenimiento.

dijous, 1 d’octubre del 2009

La razón de la sinrazón...

Sacada de la gran obra de Cervantes, escrita en un lugar de la Mancha de la cual el autor no quería acordarse, esta frase (y los dos libros de El Quijote) ha llegado de una forma esporádica a mi vida literaria y a las reflexiones de una mente turbada.

Antes de exponer lo que me inquieta esta tarde de Septiembre, a las puertas casi de la noche (puesto que ahora oscurece antes), me gustaría contextualizarme. Vaya, eso es lo que hacen la mayoría de historiadores y algún que otro escritor. La adquisición de ambos volúmenes se produjo en el día de ayer, por la tarde, más o menos a la hora en que estoy escribiendo este post (sobre las 19:00 horas). Vine a Barcelona en busca de un arreglo para el pc de sobremesa, el cual no pude encontrar. Al volver para casa, subiendo Passeig de Gràcia encontré la Feria del libro antiguo y moderno (o algo así). En la parada de los señores de Unicef me detuve, viendo la exquisita oferta de libros a 2 euros. Encontré el segundo volúmen del Quijote, y no me estuve de preguntar por la primera parte. Me dijeron que estaba, mostrándomelo. Sin pensarlo dos veces, acabé adquiriéndolos.

A propósito de la frase del título del post. ¿Qué nos hace reflexionar acerca de las cosas? Es algo que me ha venido a la cabeza hace unos instantes, al recordar el noble juego de palabras que Cervantes cogió de algún libro de caballerías, seguramente, para basarlo en Alonso Quijada, o Quesada, o quizá Quijada.

¿Qué nos hace ser críticos con algo en general o en concreto? ¿O qué nos impide serlo? Puede que la condición social influya, o puede que no. Recordemos que Marx era un hombre que provenía de una familia media, igual que Lenin (aunque lo negasen sus biografías), pero no olvidemos que los que siguieron sus medidas fueron, básicamente, obreros. Al igual los que siguieron el pensamiento anarquista.

¿Viajar? ¿Leer? A propósito de los libros, hace como un mes o casi dos vi en una biblioteca que "Los libros son la peor arma". Ah, el amigo que lo dijo tenía razón. Tú puedes matar a una persona por sus ideas, pero no conseguirás acabar con la idea en sí. Che murió así, por ejemplo. O si nos ponemos religiosos, Jesús o Mahoma tuvieron un final drástico, pero ¿de qué les sirvió a sus detractores? Claro que por culpa de ellos, ha corrido mucha sangre, incluso en nuestros días. Pero eso es otra historia. Supongo...